Desde los primeros años del s.XX existía en el nº12 de la calle Conde del Asalto de Barcelona un 'music hall' llamado "Edén Concert". En el bar de la entrada instalaron una gramola descomunal, que fué recogiendo los discos de jazz más populares de toda una era.
El "Bar Edén" y su gramola pronto se convirtieron en el punto de reunión de todos los aficionados al Hot Jazz y al Swing de la ciudad. El nombre de este weblog es un pequeño homenaje hacia aquel bar y a su vetusto armatoste.
domingo, marzo 22, 2009
Pic-Nic Jazz en Vallparadis
El año pasado no tuve otro remedio que faltar a la cita, pero este mediodía me he dejado caer con ganas renovadas y unas amigas por el parque de Vallparadis en Terrassa, donde se celebraba el Pic-Nic Jazz de este año.
El día ha resultado desigual, aunque el balance final es positivo; como no puede suceder de otra manera cuando anda la música de por medio. Sobre todo si es jazz.
La primera nota, sin embargo, ha sido muy negativa. Puntuación negativa para mi, claro, porque he llegado tarde y me he perdido la actuación de la Locomotora Negra. Aviso a navegantes: Eso no hay que hacerlo, no hay que perderse nunca un concierto de la Locomotora Negra.
Cuando he logrado superar el trauma de haberme quedado sin el mejor número del día, empezaban a sonar los acordes de la banda de Dani Nel·lo y la voz de Myriam Swanson (no sé si es familiar de la Gloria o no, probablemente, no).
Esta ha sido la primera vez que he podido escuchar en directo a Dani, aunque había recibido muy buenos comentarios de amigos que ya le conocían. Me ha gustado, aunque al haber llegado tarde el único sitio que hemos podido pillar estaba como a cientos de kilómetros del escenario y las condiciones no eran las mejores para disfrutar de su música, ni de la actuación de Myriam. Estabamos en una punta, junto a esa gente tan rara que baila swing.
La tercera intervención del día venía de la mano - creo que era la mano - de Llibert Fortuny y su trío Triphasic, un truño interminable que ha durado prácticamente dos horas o más (o así me lo ha parecido). No pongo en cuestión la calidad musical de nadie, conste, tampoco estoy diciendo que lo que hacen estos chicos sea ni "malo" ni "bueno", es simplemente que a mi me ha parecido un truño interminable.
Cuando por fin han acabado, me he sentido tan aliviado que hasta he aplaudido y todo.
Será por compensación divina que la tarde de Pic-Nic la han cerrado Deborah Coleman y su banda, que han sido capaces de levantar con su actuación a un público que estaba amuermado sobre la hierba y ponerlo literalmente en pié, bailando y aplaudiendo a rabiar con su blues.
Como todo en la vida funciona por ciclos y oleadas, en este momento estoy navegando la ruta del descubrimiento musical del Flamenco Blues y el Flamenco Fusión.
Ahí es ná.
Bueno, pues resulta que existen.
Hace cosa de dos o tres semanas, un poco por casualidad, fuí con unos amigos a ver el documental "Dame Veneno" en el Festival In-Edit, aquí en Barcelona. La película trata de la trayectoria del grupo "Veneno", formado por Kiko Veneno y los hermanos Raimundo y Rafael Amador allá por los años 70.
Este grupo fué el primero en atreverse a combinar los estilos de la música negra y el flamenco, introduciendo el uso de la guitarra eléctrica en un territorio donde la guitarra española había sido dueña y señora durante siglos. Forman parte de un colectivo de músicos inquietos y de espíritu atrevido que cometieron la irreverencia de experimentar, entre los que también estaban Paco de Lucía y Camarón de la Isla.
Poco puedo explicar, de momento, porque apenas he hecho que empezar a descubrir esta música, y sólo sé que no sé nada.
Desde luego que es interesante, pero el flamenco - con blue note o sin ella - es una música compleja, muy rica en formas y sentimiento, pero por desgracia siempre me ha resultado difícil conectar con ella.
Supongo que es por una cuestión cultural: el legado que he recibido en mi entorno familiar corresponde a una tradición muy diferente, y por eso simplemente no la entiendo (a pesar de haber frecuentado de chaval durante dos o tres años la Casa Regional de Andalucía, donde hacía teatro y de donde conservo muy buenos recuerdos).
Esta podría ser una buena vía para abrir puertas y enmendar esa carencia.
Como curiosidad, el descubir ahora la existencia del flamenco blues me confirma una tésis que me rondaba las ideas desde hace tiempo, según la cual y salvando las evidentes diferencias de estilo, géneros musicales como el blues, el cante jondo, el fado portugués, e incluso el tango, son en realidad distintas expresiones culturales de un mismo sentimiento humano.
La secuencia que os pongo a continuación aparece en el documental del que os hablaba, con los dos hermanos Amador improvisando a la guitarra. No es flamenco, es blues del más auténtico, pero es blues de aquí.
Mi primer interés por el blues despertó a partir de una conversación con nuestro amigo Germán "Lagartotranqui" hará algo más de dos años, si no tres. Lo único que sabía entonces del blues se limitaba a tener la noción de que era una de las raíces del Jazz, y que nosotros los lindy-hoppers lo usábamos para bailar lentos. Ahí se terminaba todo.
Pero en esa breve conversación, Germán logró fijarme dos ideas importantes respecto al blues:
1) Primero, corregir, que aunque en el entorno del lindy-hop solemos llamar blues a los temas lentos; los lentos que bailamos, en realidad, la mayoría de las veces no son blues. El blues es otra cosa.
2) Después, establecer, que una de las características principales del blues es lo que se conoce como "blue note"; que Germán me definió, más o menos, como "una nota con un sonido muy peculiar, y que no forma parte de las notas normales de la escala".
Es decir: Que lo que yo creía que era blues, no era blues, y que no tenía ni remota idea de que pudiera haber notas fuera de la escala musical.
Era un buen comienzo. Aquella conversación con Germán me había dejado intrigado: ¿Qué es un blues? ¿cómo suena? y ¿qué es eso de la "blue note"?
Estas preguntas se quedaron durante unos meses ramoneando perezosas por mi mente sin hacerse notar demasiado pero sin llegar a desaparecer del todo, hasta que por esas coincidencias de la vida un día (re)descubrí navegando al azar por Wikipedia la figura de Alan Lomax, alguien - sin saber que me interesaba - me regaló un doble CD con temas clásicos de blues, y pasando casualmente por delante del cine Verdi entré a curiosear y me enteré de que - con solo dos proyecciones previstas y empezando esa misma noche - habían programado precisamente un documental sobre su vida y obra: "El Cazador de Canciones". Tres sucesos sin conexión aparente, todos con una probabilidad bastante baja, encadenándose en apenas un puñado de días consecutivos.
Hay quien llama a esto Sincronicidad. Cuando el destino nos prepara estas carambolas será, pienso yo, que está tratando de decirnos algo. De modo que llamé a Duvi y a Amparo por si querían apuntarse y así de bien acompañados entramos los nueve* en el cine Verdi.
No hay viaje de exploración por tierras desconocidas que valga la pena si uno no se acompaña de un guía que conozca bien el terreno. Si quieres descubrir las raíces del blues, tu guía es Alan Lomax.
El valor documental de su trabajo es extraordinario porque hizo lo que hizo justo en el momento en que las costumbres centenarias y la forma de vivir que dieron origen a toda esa cultura ya habían empezado a desaparecer de forma irreversible. Si no fuera por él hoy no contaríamos con el testimonio directo de sus grabaciones y la prueba - sobre todo en lo que se refiere a música afro-americana - de su enorme influencia en la música contemporánea.
Pero la importancia de su trabajo no se limita únicamente a las grabaciones que además de voces, temas e instrumentos insospechados incluyen entrevistas a algunos auténticos pilares de la história del Jazz, como Jelly Roll Morton; sino que además fué directamente responsable de descubir para el gran público a músicos que hoy tienen la categoría de mito dándolos a conocer y alentando sus carreras profesionales, de manera que si no fuera por él hoy probablemente serían completos desconocidos: Lead Belly y Muddy Waters entre otros.
Una de las principales motivaciones de Lomax, que le acompañó toda su vida, era la de lograr sacar a la luz la música popular, luchando a menudo contra las fuertísimas corrientes comerciales establecidas por las compañías discográficas y sus lacayos los medios de comunicación, que la eludían sistemáticamente enterrándola bajo la presión de las leyes del mercado.
Otra consecuencia importante de la popularización de su trabajo fué el resurgimiento del gusto público hacia la música folk en general, y hacia el Jazz tradicional y el blues en particular, que se produjo a caballo entre la década de los años 50 y 60 del sXX y que daría lugar a toda una nueva generación de músicos, que (especialmente desde el Reino Unido) recogieron el testigo de la música negra para, dando un paso más allá, traerlo hasta nuestros días.
(*) Cada uno de nosotros, con su persona y su circunstancia (3x3=9).
El Domingo pasado tuve ocasión de dejarme caer otra vez por el Honky-Tonk después de bastante tiempo sin hacerlo y me llevé la grata sorpresa de que la actuación del día era nada menos que Lluís Coloma Trio (en versión reducida, piano + batería).
Con este post únicamente quiero dejar constancia de las muy buenas sensaciones que transmite este excelente pianista, que con Manolo Germán al contrabajo y Marc Ruiz en la batería completan el trío, y recomendaros a todos los que no hayais tenido todavía la oportunidad de verle en directo que no le dejéis escapar cuando veias programada una actuación suya en algún sitio.
No es el único. Tenemos mucha suerte de contar con gente como Lluís Coloma aquí, tan cerquita. Nos mantuvo a todos de pié sobre la punta de un alfiler con la boca abierta y las palmas de las manos en carne viva de tanto aplaudir y seguir el compás durante toda su actuación.
Es uno de esos artistas que cuando le ves en directo da la sensación de que estás ante alguien grande, que va a dejar su nombre inscrito bien alto y será uno de los que permanecerán a lo largo del tiempo.
A los que me conocéis y a aquellos de vosotros que seais aficionados a los bailes de swing seguro que os sorprenderá encontraros con este video de un grupo de rock duro en las páginas de la gramola.
¿Qué tendrá que ver el rock duro con el swing, y por qué se me habrá ocurrido poner este vídeo? Aparentemente, no hay ninguna relación entre lo uno y lo otro. Pero os recomiendo que veais - y sobre todo, escucheis - el video hasta el final.
El rock duro no es en absoluto mi género preferido, pero este video del grupo Aerosmith interpretando "Baby Please Don't Go" es perfecto para ilustrar el tema que quiero exponeros en este artículo, y que resume una de mis actividades principales durante el último año y pico, que ha sido un viaje de exploración a través del tiempo en busca de los orígenes del Jazz.
El resultado ha sido sorprendente, y los descubrimientos continuos. Buscaba una fuente y he descubierto un océano. Es un mundo inmenso y fascinante y sólo puedo hacer que recomendarlo a todo el que quiera correr la aventura de adentrarse en él.
Si he de destacar un gran hallazgo en este viaje, sin duda ha sido El Blues. Lo que al principio parecía ser simplemente un estilo, una forma de hacer música, me ha demostrado ser con todo derecho un género musical en sí mismo, tan grande y extenso, tan rico, tan lleno de variedad, estilos diferentes, personajes e historia propia como pueda serlo el Jazz.
Pero lo más sorprendente, para mi, del blues no es esta enormidad, sino que algo tan colosal tenga unos orígenes tan sencillos y tan humildes, no sólo por sus principios técnicos básicos, sino por el entorno que rodea su nacimiento y en el que se desarrolla su tradición. Porque el blues es música folclórica, música del pueblo, de la gente. Como puedan serlo el flamenco, el fado portugués o la jota aragonesa.
Sin entrar en demasiados detalles, un blues - cualquier blues -, tiene siempre la misma estructura básica formada por sólo doce compases de cuatro tiempos de negra (4/4) en la que se desarrolla una progresión de tres acordes (Iº, IVº y Vº); y a pesar de esa sencillez la variedad del blues es extraordinaria y su influencia se extiende de forma más o menos velada, más o menos evidente, absolutamente en toda la música contemporánea desde cualquiera de las distintas formas del jazz (incluído el swing), pasando por el rock, el country y el rap, hasta la música "pop", pero su influencia no termina allí.
La primera entrega de esta nueva série de artículos pretende mostraros un pequeño ejemplo de esa influencia que el blues tiene en la música contemporánea, usando como ejemplo unos pocos vídeos.
Los grupos de rock duro son el tópico típico que representa la provocación, la rebeldía y el inconformismo. Nunca he sabido realmente de qué protestan, quizás porque es una música que nunca ha logrado comunicarme nada, más allá del ruido.
A pesar de su pose inconformista, y su estética de diseño, fiel a los cánones del estilo, músicalmente en lo que se refiere al tema "Baby Please Don't Go" el grupo Aerosmith no ha inventado nada. Entre la gente de mi quinta aquellos a los que les gustaba el heavy escuchaban grupos como AC/DC, y este tema ya se tocaba.
Si habeis tenido suficiente paciencia como para tragaros el video anterior - os admiro -, os pediré que hagáis otro pequeño esfuerzo y os veais el que viene a continuación; también hasta el final (el resultado de nuestras experiencias tendrá únicamente tanto valor como valor estemos dispuestos a comprometer en ellas). Se trata de AC/DC interpretando el mismo tema.
El video de AC/DC empieza a acusar el paso del tiempo. Con su puesta en escena en su día éste también pretendía ser un vídeo transgresor, pero visto desde la óptica de hoy lo más escandaloso que tiene es que el vocalista (Bon Scott) aparezca cantando con un cigarrillo en la mano. Nunca me lo habría imaginado. Tal cual un episodio de los Chiripitifláuticos con Valentina y Poquito de protagonistas (un beso cariñoso para Mª del Carmen Goñi "Valentina" y todos los demás).
Pero sigamos tirando del hilo: En nuestro viaje musical por el tiempo llegamos a los años sesenta. Esos sí que eran tiempos de contracultura, reivindicación y protesta. Al menos había ideas, y se defendían. En el próximo vídeo tenemos a uno de los puntales del inconformismo de la época: Bob Dylan. El tema, como ya os podréis imaginar, "Baby Please Don't Go". Los de AC/DC tampoco fueron los primeros.
El sonido del blues empieza a asomar las orejas en este vídeo. Aunque más de un purista arrugará la nariz sólamente al ver citados juntos los nombres Dylan y Blues. Pero yo me entiendo, no sólo es una cuestión musical, es una relación matemáticamente inversa entre la autenticidad y la espectacularidad. A más espectáculo, menos autenticidad. El factor blues de Dylan resulta más auténtico que el de Aerosmith o AC/DC únicamente porque la magnitud espectacular del denominador es menor.
Como digo, yo me entiendo.
El vídeo que viene a continuación SÍ que es escandaloso. Es de un escándalo que no se puede tolerar. El intérprete, Big Joe Williams. El tema, sorpresa, sorpresa: "Baby Please Don't Go"
Bienvenidos, ahora sí, a EL BLUES.
¿Y dónde está el escándalo? os preguntareis, ¿y la provocación?
En 1963, el año en el que está fechado este vídeo de Youtube, en los EE.UU., el país de la libertad, todavía no se había resuelto el tema de los derechos civiles y la discriminación racial. El 28 de Agosto se convocó la célebre marcha sobre Washington para reivindicar una ley que terminara definitivamente con la segregación. La ley se consiguió; lo de la segregación no está tan claro visto lo visto tras el huracán Katrina.
En aquel contexto, cuando era escandaloso que un negro ocupara en el autobús el asiento de un blanco, el que también salieran en televisión cantando música folcklórica negra, era evidentemente muy provocativo. Sin embargo, lo único que reivindica este hombre es su derecho natural de estar donde está, ser quien es y cantar su música.
¿Y dónde está el espectáculo? Un traje arrugado, una corbata de pajarita, una guitarra hecha polvo retocada a mano para albergar nueve cuerdas, y un micro. Ni luces, ni efectos de grúa, ni amplificadores, pedales o sintes de ningún tipo; y sin embargo, la fuerza de Big Joe no la tiene Aerosmith con toda la parafernalia que le acompaña.
El espectáculo de Big Joe Williams, como el de otros muchos bluesmen, está en la proximidad y la autenticidad de su música. Así, descarnada. Sin decoraciones, sin trampas.
Finalmente, en este viaje hacia las raíces, un último vídeo. Lo he escogido por ser la grabación más antigua que he encontrado en Youtube y tener un sonido ...digamos, bastante áspero; ya explicaré eso.
Aquí no hay escándalo que valga. Se trata de una canción de un hombre que le pide a su mujer que no le abandone; un tema recurrente en gran parte de la música popular. Pero si no hay escándalo, es porque en el momento en que se grabó el mercado discográfico destinado al público de color (blanco) y el mercado para el público de color (negro) estaban separados. Eran distintos, no había - apenas - filtraciones entre ambos y seguiría así todavía durante muchos años después.
El tema es rabiosamente actual - como habéis podido comprobar -, el intérprete es el mismo del vídeo anterior: Big Joe Williams; aunque esta grabación es de 1935 (según dice), muy anterior, y el título ...no os voy a chafar la sorpresa: "Baby Please Don't Go"
A día de hoy, no sé quien fué el primero en cantar "Baby Please Don't Go". Tampoco es que importe demasiado. La canción es tan antigua, probablemente, como el ser humano. Con estos ejemplos hemos recorrido una parte de ese viaje, que nos remonta de 2004 a 1935.
En el ámbito del blues, lo más probable es que su autor fuera un desconocido que se ganaba la vida como el mismo Williams, recorriendo pueblos y villorrios con la guitarra al hombro, cantando en los bares y tabernas adjuntos a las plantaciones por unas monedas para que los trabajadores pudieran bailar el sábado por la noche
...y eso de bailar, sí que es un tema para la Gramola del Bar Edén.